Miriam Elena
Fonseca Garrido.
Al finalizar mi experiencia de
intercambio, cuando estaba a solo unos segundos de tomar mi vuelo de regreso a
México, todo tipo de ideas y emociones invadían mi mente y mi corazón, sentía como
si mi interior fuera desgarrado por afiladas espadas, que rasgaban cada uno de
los hermosos recuerdos de mi vida en Chile. Obligándome a aceptar que esta era
una despedida a mis experiencias, viajes y amistades, que dejaría por un tiempo
indefinido, sin saber a dónde se dirigirían mis pasos ahora.
Lo único que sabía con certeza,
es que era tiempo de volver a aquella vida que había dejado pausada en México.
Esto me atemorizaba, ya que la persona que regresaría, no sería la misma a la
que habían despedido. Y así fue.
Desde que regresé a México, no he
vuelto a ser la misma, a veces despierto pensando que sigo en Chile, porque
estoy segura de que una parte de mi corazón permanecerá allá por siempre.
Pero tengo la certeza de que el
resto le permanece a México, y que por nada cambiaría el ser orgullosamente
mexicana.
Es increíble pertenecer a un
país, en el que a pesar de las dificultades y problemas por los que esté
atravesando, seguimos siendo una nación incomparable, donde la gente siempre
está alegre sin importar las circunstancias, y donde nuestras fiestas y
tradiciones siempre serán motivo para mantener nuestro entusiasmo vivo.
México es un país reconocido y
amado a nivel mundial, distinguido siempre por la creatividad e ingenio de su
gente, porque somos los únicos capaces de crear un solo platillo con más de 20
ingredientes, de improvisar y de suplir una antena para radio con un gancho
para la ropa.
Es tiempo de aprovechar y
desarrollar ese ingenio innato que hay en cada uno de nosotros, dejar de
desperdiciarlo y enfocarlo en acciones que nos lleven al desarrollo y
crecimiento de nuestra nación.
Debemos de estar siempre
orgullosos, de que vivimos en un país que cuenta con los elementos más que
necesarios para llegar a ser una potencia mundial, pero en donde
desafortunadamente éstos no han sido aprovechados, pero
nunca será tarde para hacerlo.
El siguiente capítulo de la
historia de México, está en nuestras manos, es hora de ser los protagonistas de
ella y de volver a darle sentido, creando una nueva introducción y clímax, si
fuese necesario, esperando llegar al final feliz que todos esperamos.
No sé si algún día regresaré
Chile, pero mi consuelo siempre está en que vivo en el país más hermoso de
todos, en donde el Sol siempre está presente y donde sus amaneceres y
atardeceres siempre son una razón para querer continuar.
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