México. Un potencial no aprovechado


“MÉXICO… UN POTENCIAL NO APROVECHADO”
-POR: MIRIAM ELENA FONSECA GARRIDO.

      


      Durante su experiencia en Chile, ella comparte la siguiente experiencia. 
Se volvió muy emocionante escuchar noticias sobre México, encontrar telenovelas mexicanas en la televisión,  ver restaurantes de comida mexicana, o incluso el simple hecho de que alguien pronunciara la palabra “México”, hacía que se me acelerara el corazón.

Pero ¿qué pasaba cuando me preguntaban acerca de la situación en México?, es algo difícil de describir, porque era mezcla una muy compleja de emociones.         Al intentar responder esta pregunta, fluía en mí una fuerte emoción y amor por mi país, contaba sobre nuestros deliciosos platillos típicos; los tacos al pastor, burritos, quesadillas, enchiladas, mole, etc. Creo que esta era la parte más larga de la conversación y por supuesto, mi favorita. Ya que recordar los olores y sabores de las cocinas mexicanas, tranquilizaban un poco mis anhelos de estar en México.
Después venía la parte en la que contaba sobre nuestras tradiciones y fiestas. Sintiéndome siempre orgullosa de saber que son únicas, y que en ningún país al que he visitado, festejan el día de muertos, no existe la rosca de reyes y por su puesto nunca han escuchado hablar sobre tamales y ponche. Este era el momento en que me inundaban los sentimientos, la nostalgia y las ganas de gritar:  ¡Qué hermoso es mi México!.
Pero cuando llegaba a la parte en que tenía que hablar sobre la economía y seguridad de nuestro país, la magia desaparecía, los olores y colores que estaba viendo y saboreando en mi imaginación, se desvanecían y mi entorno se volvía frío y oscuro, llegaban a mi mente como filosas navajas, desgarrando mis emociones, imágenes de malas experiencias que había vivido, recordando aquél día en que me asaltaron o cuando la palabra “crisis” era la más popular en las conversaciones.
Era entonces, cuando me envolvía una fuerte impotencia y desánimo de volver a mi país. Pero luego, comenzaban a llegar como balas, una después de otra, de forma constante y ensordecedora,  ideas, ideas y más ideas de cómo se podía solucionar esta situación en México, repasaba una y otra vez las situaciones a las que culpo como responsables de afectar a mi país; el tipo de gobierno, la falta de orden y organización, la injusticia social que vivimos, o simplemente el resultado de las elecciones actuales.

Al llegar a este punto, prefería cambiar de conversación, evadiendo los sentimientos y emociones que desmoronaban los hermosos recuerdos que tenía de México. Después de terminar la conversación, pareciera que el día continuaba a su ritmo, que todo navegaba como tenía que ser, pero dentro de mí, quedaba un hueco e incertidumbre al preguntarme: ¿qué iba a hacer cuando llegara el momento de volver a México?, me invadían los nervios de pensar en regresar y convertirme en una profesionista más desempleada. Luego, me atravesaba como una lanza, provocándome un agudo dolor en el pecho, la idea de nunca regresar a mi país, porque sabía que esa no era la solución y que México es un país tan rico, pero tan poco aprovechado. Tenemos cosas que en ningún país de Latinoamérica he encontrado. Además de que es frustrante ver como países mucho más pequeños y con condiciones geográficas menos favorables que México, han logrado desarrollar su economía y calidad de vida.
México se ha convertido en un país que solo se preocupa por ver “¿quién va a ser el candidato electo?, ¿quién va a ganar las elecciones injustamente?, ¿qué candidato comete más errores?, ¿qué chisme nuevo hay entre políticos?”, o al menos esa es la imagen que estamos dando al mundo.
Es muy triste ver como desgastamos nuestra energía y concentración en trivialidades que no nos beneficiarán en ningún sentido.
Siempre hemos pensado que la solución para los problemas de  nuestro país, está en el partido que va a ganar o en el candidato electo. Como si una persona o un partido pudiese solucionar de una noche a otra un problema con el que hemos venido cargando desde hace siglos.
La solución está en nosotros, quienes debemos de comprometernos con lo que hacemos día a día, buscar siempre la excelencia en lo que emprendamos, independientemente de las injusticias que se vivan en nuestros gobiernos.
En vez de preocuparnos por la imagen que dan los políticos, debemos de preocuparnos por la imagen con la que estamos catalogados ante el mundo. Porque es muy triste escuchar expresiones como “ todos los mexicanos son impuntuales” o “todos los mexicanos son muy flojos y rateros”, las cuales son difíciles de negar, ya que muchas veces son ciertas.
La imagen y futuro de nuestro país está en nuestras manos. El primer paso para empezar el cambio, es dejar de ver las cosas como siempre nos las han enseñado, hay que ser creativos, no siempre 2+2 va a ser igual a 4, ni un cuadrado va a tener siempre 4 lados, en ocasiones debemos de permitirnos soñar, por que quien no sueña pierde el sentido de la vida.
Hay que arriesgarnos a ponernos metas altas pero tangibles, objetivos largos pero alcanzables. Nunca hay que conformarnos a la vida, porque la vida nos ofrece mucho más de lo que pedimos.
Nadie dice que es fácil llegar a la meta, pero no es imposible, debemos de aprender de nuestros errores y festejar nuestros logros. Y cuando nos caigamos, siempre debemos de tener en mente que tenemos dos opciones, levantarnos y continuar o quedarnos tirados para siempre.
Debemos de ver a nuestro país con otros ojos, y si para hacer el cambio es necesario poner al mundo de cabeza, pues que así sea.




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